sábado, 30 de julio de 2016

ÁLVARO LUNA - funcionario administrativo y escritor de la tierra de Benedetti.


Álvaro Luna es un escritor joven de 42 años, soltero. Y nuestra intención es darlo a conocer para que sus escritos se difundan ya que valen la lectura.

Escribe cuento, novela, poesía, con temas tan humanos y actuales como el conflicto interno, la lucha entre la moral y el deseo, entre el deber y el querer, entre el amor y el miedo; buena parte de los relatos giran en torno a esos conflictos.

Los cuentos que he leído me han llamado la atención por su sensibilidad y originalidad, por la descripción de escenas y de escenarios que enmarcan los sentimientos a modo de complexión.

Álvaro trabaja como funcionario administrativo en la Intendencia de Montevideo. Y dice de sí mismo:

Entre los años 2011 y 2014 asistí al Taller de Escritura el Rincón (Montevideo), coordinado por Fabián Severo y Gustavo Esmoris. En 2015 empecé taller de escritura con Daniel Mella.
En 2013 edité el libro de cuentos “Algarabía”.
En 2014 mi cuento “Títeres” obtuvo mención en el concurso “100 años de Julio Cortázar” (Montevideo).
En 2014 mi cuento “La mancha” fue seleccionado para integrar la antología de cuentos de talleres literarios “Cuentos del taller 2013”.
En 2015 mi novela “La deriva de los continentes” resultó ganadora del XXI Certamen de Letras Hispánicas Universidad de Sevilla.

Como dije, me atraen sus descripciones que parecen hechas por un pintor detallista, como ejemplo, esta descripción de las manos de la madre:

Shepard apenas recordaba las manos laboriosas de su madre, manos de sábados y domingos, siempre húmedas en el contacto con las verduras y las carnes, inquietas y precisas sobre las tablas, gigantes sosteniendo la fuente de pasta, abandonando el recinto aromático de la cocina y moviéndose con una solemne alegría hacia el altar de los sacrificios de la mesa del comedor. Las recordaba en las tardes lánguidas de invierno, blancas de harina, como conejos agitados ante el olor de un depredador, inmersas en la confección de un bizcochuelo o de tortas fritas exquisitas.


Le hice varias preguntas a lo que me contesta con sobriedad:

"No soy escritor de carrera, soy un lector de carrera que escribe.
El número de escritores que me han impresionado, y tal vez influenciado, no para de aumentar, uno de los mayores goces de un lector es descubrir a un escritor que lo deslumbre. Solo por nombrar a algunos: Onetti, Melville, Borges, Tolstoi, Lispector, Lem.
He incursionado en narrativa (cuento y novela) y poesía.
No tengo rutinas ni rituales preestablecidos para escribir, pero generalmente lo hago de noche, y leer algo que me entusiasme me motiva a la escritura.
Me gustaría escribir algo de ciencia ficción.
Ver mis textos publicados en papel por primera vez fue emocionante. Por más que las nuevas tecnologías nos dan muchas facilidades para publicar en distintos formatos, el formato libro sigue teniendo un peso simbólico muy fuerte.
Al que quiera publicar su primer libro le diría que no pierda de vista que debe ser riguroso consigo mismo, aún más de lo que sería al juzgar a otro escritor."

Agradezco mucho a Álvaro Luna que nos dejara entrar en su intimidad de escritor.
He aquí una de sus poesías:

Inventario
Amores de escaparate
amores precarios y revocables
ácidos y alcalinos
amores reales y virtuales
de derecha y de izquierda
bautizados e infieles
amores artesanales e industriales
amores por amor al arte
amores vanguardistas
canónicos y tradicionales
amores despejados y cubiertos
reversibles e impermeables
ignífugos e inflamables
amores certificados
beatos e inmorales
descafeinados
sin azúcar agregada

ecológicos
contaminantes
amores de estrado y de barricada
geológicos y cuánticos
amores teledirigidos
analógicos y digitales
amores que matan
que se suicidan
desinhibidos y acomplejados
amores de verano
de fin de semana
de feriado nacional
amores pródigos y avaros
con el interés más bajo
usureros
blancos, negros, multicolores
cocidos, a punto, crudos
podridos y frescos
circulares y cuadrados
amores trigo y amores panes
amores indiferentes
amores enamorados.

Algunas críticas de mi libro “Algarabía”
"Desde una narrativa potente, uniendo mundos de distintas gavetas, Algarabía, el primer libro de Álvaro Luna, va hilvanando personajes y situaciones, como búsqueda implacable de lo opuesto. La traición y la culpa, la resignación y la ingratitud, se cruzan dentro de un gran mosaico, donde lo trágico nace de lo cotidiano".  Gustavo Esmoris

“ALGARABÍA es un libro de cuentos de ÁLVARO LUNA, publicado por ediciones DEL RINCÓN. Ágil, variado en sus propuestas, su lectura muestra un narrador seguro y en pleno crecimiento.
Se trata, sin duda, de una narrativa de hoy, directa, sin concesiones ni idealizaciones, llevado por mano firme por este montevideano nacido en 1974.
Otra muestra de la vitalidad y diversidad de lo que se crea en el Uruguay contemporáneo, problemático y febril.”  Rafael Courtoisie


“Las situaciones y personajes en los cuentos de A. Luna parecen independientes, abordables y se diría hasta diáfanos en su cáscara de cotidianidad. Si bien la estructura de los mismos denota casi una linealidad en su discurrir, hay saltos en los tiempos internos que plantean situaciones a largo plazo. Son disquisiciones breves pero intensas que hacen que el lector aprese al instante el conflicto de esos seres, que ya desde el comienzo, están marcados por un signo trágico. Trágico en el sentido más moderno del término. El destino no es una fuerza exterior sino que se identifica con el carácter del héroe, como es de esperar en una época atravesada por el individualismo. Cada uno, tiene el destino que tiene, por ser como es. Los personajes arriban a su punto culminante, realizan su pasión y esto los lleva a su aniquilamiento como individuo. Es la destrucción física y/o moral. Los desenlaces son desesperantes porque nadie puede escapar a su destino.

En "El intruso", el personaje Esteban, niño, vive el abuso de un padre golpeador y el abandono de su madre. Ya adulto decide construir su destino. El desenlace está presente, no puede ser otro que no esté signado por la destrucción y muerte. Diego, el protagonista de "Descubrimientos", no es consciente de quién es como ser humano. Deja abandonada a una persona atropellada por él con su taxi. No puede creer que fuera capaz de semejante acto. En "Travesía" los recuerdos de un condenado a muerte son relatados en un monólogo interior de una bella precisión. En él está larvado el final que el lector atisba y luego confirma.
Interesante resulta la forma de titular sus cuentos. Existe una confrontación en el simbolismo que sugieren y el contenido del texto que presiden. Se diría que se plantea una especie de oxímoron, conformado por título-texto. Así, "Marylin" que alude al símbolo sexual femenino por antonomasia, aquí designa a un exitoso hombre y respetado padre de familia. El ya mencionado cuento "Travesía" describe no una peripecia por el mar abierto sino por un tétrico corredor que conduce a la muerte. Hay un paralelismo entre lo interno y la realidad,magistralmente narrado. La palabra "gloria" evoca honor, triunfo. Sin embargo, en el cuento así titulado, Gloria es un personaje que labra la desgracia de tres vidas.

Y así, podemos recorrer estas páginas que son un regocijo para un lector exigente. Y aquí me detendré en la figura que nos golpea por la contradicción de gran efecto que se plantea entre el nombre del libro y su contenido. "Algarabía" es bullicio, gritería. Su material fónico evoca, alegría, aunque no sea ese su estricto significado. Los hablantes así lo sentimos y así lo siente el autor cuando pone el término en boca de un personaje: "Se quedó ahí, sorprendido por la repentina conciencia del volumen apabullante de su miseria, mirando a Juan con ganas, con el gesto más triste que pudo elaborar, con miedo que se le notara el vendaval de algarabía que le azotaba el cuerpo".

Y volviendo al tema "Libro-Contenido" diré que si hay dos elementos que aparentemente se excluyen son las peripecias trágicas de todos y cada uno los personajes y la noción que despierta la palabra algarabía. Estas poéticas contradicciones, de gran efecto narrativo más la concisión y manejo de un lenguaje elaborado, preciso y terso, son algunos aspectos que destaco, dentro de tantos otros logros.”   Angelita Bonnet


jueves, 14 de julio de 2016

Angélica Santa Olaya de México -vive en Abu Dhabi. Lic. en Periodismo y Comunicación Colectiva

Entre prosa y poesía conoceremos a una autora muy particular y tan generosa que hasta nos regala letras inéditas que ya descubrirán ustedes.

He leído “Bajo la sombra del Encino” una sombra que se agradece cuando refresca el verano y que, por momentos se filtra en las casas como un fantasma fisgón y cómplice de aventuras y desventuras de algunas familias, parejas que se aman, se engañan, se apegan, se abandonan, se reúnen, se culpan, se separan, crecen con marcas y marcando a sus hijos…

La maestría de la pluma de Angélica Santa Olaya nos da una historia que sucede en un tiempo bastante corto, desde el pensamiento y el corazón de sus protagonistas y, desde esa perspectiva, parecen historias diferentes que solo se tocan y entrelazan en escenarios, momentos o eventos puntuales como fiestas o encuentros a la sombra de un árbol testigo de decadencias y de
intenciones aviesas, de los juegos infantiles, los suspiros prohibidos y el vacío creciendo en ciertos corazones“Ese vacío que los hombres llaman soledad y que es como el viento frío que se acomoda a sus anchas en las bancas de alguna plaza donde, tal vez, un encino, aburrido y despreocupado, bosteza y, sin mucho aspaviento, aquieta las ramas y duerme.”

Desde Adán y Eva hasta nuestros tiempos podemos encontrar árboles a lo largo y ancho de nuestra historia ya sea personal como universal. Este encino, en particular, es el eje de una localidad que los vecinos toman como punto de referencia, como la sombra necesaria y testigo de la evolución de una trama enriquecida por la mirada experta y cariñosa, así como la pluma ágil de Angélica Santa Olaya.

Pero no es sólo una novela lo que sorprende de esta escritora, ella tiene una obra prolífera y plagada de poesía profunda, honesta y audaz, Haikus de una belleza tan especial como los pétalos de las flores que caen al atardecer.
Publicamos una entrevista, varios comentarios y críticas acerca de su obra. Os invito a seguir leyendo, a conocer sus poesías y su recorrido por la vida literaria. Gracias Angélica por dejarnos entrar en tu mundo.

CON DOLORES CASTRO VARELA

BIOGRAFIA OFICIAL, brevísima:
ANGÉLICA SANTA OLAYA nació en la ciudad de México. Lic. en Periodismo y Comunicación Colectiva (ENEP Acatlán, UNAM). Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM-XXXV). Primer lugar en cuento breve e infantil (México, 1981 y 2004). Segundo lugar V Certamen Internacional de Poesía "Victoria Siempre 2008" (Argentina). Encuentros literarios en México, Argentina, Brasil, Uruguay, Cuba y España. Libros: Habitar el tiempo, Miro la tarde, El Sollozo, Dedos de agua, Aprendizaje del Aire (traducción), El lado oscuro del espejo, Árbol de la Esperanza, Sala de Esperas y De Leyenda, “Rumor de Arcilla” en “Texturas Poéticas”, “69 Haikus” y “Bajo la sombra del encino”. Publicaciones: Alforja, ¡Siempre!, Navegaciones Zur, El Universo del Búho, Solar, Plan de los pájaros, Yuku Jeeka, Gaceta Literal, El puro cuento, Parteaguas, Carajo, Fórnix, Letras en rebeldía, Registro, Nord Literar, Panorama da Palavra y otras. Antologada en Latino e Iberoamérica con cuento, poesía y teatro. Profra. de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Becaria CONACYT (2008-2010) para la Maestría en Historia y Etnohistoria.

Poemas escogidos por la autora
SANTA MARIA
I
Teje y teje la tejedora,
lanza la lanzadera y
arroja en ella su furia,
furia de hambre de sus hijos
y de siete pesos la hora,
lanza la lanzadera,
lanza que cruza la aurora.


II
Rebozo que no cobija
la mano que lo tejió,
urdimbre de pies cansados
y caderas generosas
que tensan las libertades,
sueños de seda que huyen
para ornar las vanidades.

III
Cuando vuelve con sus hijos
muy tarde al anochecer
va dejando rastro de hilos.
Llora y llora la tejedora
copos de nieve en la tela,
sus manos son dos luceros
que iluminan la vereda.
“Habitar el tiempo”
Angélica Santa Olaya
Editorial Tintanueva,
México, 2005
CON SAÚL IBARGOYEN,
TANUSSI CARDOSO Y MARILUZ SUÁREZ













VOLVER

Un despertar de luces
ribeteando los estertores
de mi añoranza.

Un cortar de alas
triturando el aliento
contenido.

Un rendir el vuelo
para beber la raíz
de los que vuelven
de donde nunca partieron.

“Dedos de agua”
Angélica Santa Olaya
Ed. Tintanueva,
México, 2006
**************************
CON FERNANDO CORONA
 Y OBED GONZÁLEZ 

Entrevista de Mónica Ivulich a Angélica Santa Olaya
Julio 2016.

-          ¿Eres escritor de carrera o has seguido alguna carrera?
Escribo cuentos desde que era niña. Pero sí cursé el Diplomado en Creación Literaria de la Escuela de Escritores de la SOGEM (Sociedad General de Escritores de México).

-          ¿Vives de la literatura?
Si te refieres a obtener dinero de mi trabajo literario, no. Varias de mis publicaciones han sido de autor y me siento satisfecha con recuperar lo invertido -lo cual sucede siempre afortunadamente- y con saber que mis libros son requeridos por algunas personas. Si te refieres a una liga interior, sí; mi vida depende de la literatura. Ella, con su magia, me ha salvado –literalmente- la vida desde que era una niña.

-          ¿Cuál es tu ocupación?
Soy maestra de español, de creación literaria y de historia. Pero los ingresos obtenidos por esta labor no son suficientes para vivir. Más bien han sido mínimos. He ejercido la docencia por amor al arte y a la maravillosa experiencia que es enseñar, transmitir conocimiento a otros. Algunas veces lo he hecho, incluso, de manera gratuita. Desgraciadamente, mucha gente espera que el escritor regale su trabajo porque sabe que somos felices compartiendo lo que sabemos y lo que hacemos, lo cual no quiere decir que esté bien. El escritor debería poder vivir de su oficio. Pero es algo que sucede sólo en contadas ocasiones. Tengo un Círculo de Lectura en Abu Dhabi también gratuito; por el mero gusto de difundir y compartir literatura.


-          ¿Con quién vives y dónde?
Vivo con mi esposo en Emiratos Árabes Unidos, en Abu Dhabi específicamente.

-          ¿Te acepta tu familia como escritor?
Mmmmm… Sí, pero no es ni ha sido fácil. Convivir con un escritor, entender y tolerar su mundo interior y sus necesidades de libertad supongo que no es fácil. Los escritores somos gente que mira, escucha y dice lo que otros no miran ni escuchan y callan; y eso nos hace parecer locos, peligrosos y desadaptados. Supongo que algo habrá de verdad en esa suposición.

-          ¿Cuándo decidiste que eras escritor?
Yo no decidí ser escritora. Escribo por necesidad desde que era una niña. Muchos años escribí sin saber que podía ser escritora. Gané un premio de cuento cuando tenía 18 años, pero no lo tomé en serio. En el 2004 decidí entrar a la Escuela de Escritores para probarme y me aceptaron. En ese mismo año gané mi segundo premio de cuento y fue en ese momento cuando decidí intentar ser escritora en serio.
EN RUMANIA


-          ¿Qué fue lo primero que recuerdas haber escrito?
Una navidad, a los once años, escribí un cuento donde los personajes que colgaban del árbol de navidad de mi casa tenían una aventura feliz.

-          ¿Quién te ha influido en tu vida literaria?
Muchas personas. Mi padre en primer lugar que fue quien puso un libro en mis manos por primera vez. Mi abuela política materna que me enseñó a leer y escribir a los cuatro años. Louisa May Alcott que fue quien hizo que yo quisiera ser Jo, de su “Mujercitas”. Los hermanos Grimm que me hicieron desear ser Rapunzel para tener posibilidades largas como su cabello. Herman Hesse quien me mostró que quien quiere nacer debe romper un mundo. Pablo Neruda que me hizo desear ser poeta con su poema veinte. Lewis Carroll que me hizo soñar con ser Alicia, la aventurera, en un mundo de maravillas. Dolores Castro que me enseñó las herramientas de la retórica. Saúl Ibargoyen que ha sido mi Maestro, gurú y amigo desde que salí de la Escuela de la SOGEM. Enriqueta Ochoa, César Vallejo, Jean Paul Sartre, William Faulkner, Miguel Hernández, Federico García Lorca, Eduardo Lizalde, Edgar Allan Poe, Juan José Arreola, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Alejandra Pizarnik, Oscar Wilde, etc.

-          ¿Qué temas son tus preferidos?
El amor, porque –dice Lewis Carroll- el amor hace girar el mundo.
-         ¿Cuáles géneros has incursionado?
Poesía, cuento infantil, relato, novela, ensayo, teatro, guión radiofónico.

-          ¿Tienes hábitos para llamar a tus musas, alguna rutina?
Me gusta escribir de noche, cuando todos están dormidos y puedo escuchar las voces que habitan el silencio. Necesito silencio total y aislamiento para escribir. Sólo eso.

-          ¿Qué es lo próximo que te gustaría escribir?
Quiero poner más atención a mi literatura infantil. La he tenido descuidada.

-          ¿Te sentiste diferente, bien, o como, después de publicar por primera vez?
Me sentí bien, satisfecha, pero a la vez triste y un poco asustada porque te das cuenta de que –una vez publicados los textos- ya no son tuyos, son de otros. Es como dejar ser, lejos de ti, a un hijo. Dejan de ser sólo tuyos para ir en busca de otros ojos, de otros oídos, de otros brazos y corazones. En cada publicación, hay un desprendimiento dulce y doloroso a la vez.

-          ¿Qué le dirías a alguien que quiere publicar su primer libro?
Que no se apresure. Que sea muy crítico consigo mismo y que revise y corrija sus textos con ahínco. A mí me hubiera gustado tener, cerca de mí, a alguien que me aconsejara ser más autocrítica.

Gracias por tu tiempo y por tu literatura que nos acerca a mundos paralelos de realidades diferentes.
Mónica Ivulich, 2016

EN LA EMBAJADA DE MÉXICO
EN EMIRATOS ÁRABES UNIDOS


BIOGRAFÍA:
Prof. Angélica Santa Olaya, Ciudad de México, 1962. Graduado de licenciatura en periodismo y comunicación colectiva. Graduado de maestría en historia y Etnohistoria, becado por el CONACYT (2008-2010). Graduado de la escuela de escritores de la Sociedad General de escritores mexicanos (SOGEM).

Ella es parte del catálogo de escritores mexicanos del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) en México. Ha trabajado en radio, televisión y prensa escrita. Ella también fue parte de un grupo de teatro independiente y teatro y estudios de pintura. 1er lugar en dos de relato corto y cuento infantil concursos en México y en 2 º lugar en el 5to concurso internacional de poesía "Victoria Siempre 2008", Entre Ríos, Argentina. Ella ha publicado en varios de América Latina e ibero americanas antologías de cuento, poesía y teatro, así como en varios diarios nacionales e internacionales y revistas en el continente americano, Europa y Medio Oriente.
FIRMANDO LIBROS  EN
 EMIRATOS ÁRABES UNIDOS

Autor de la casa editorial Tintanueva (Habitar el Tiempo), México, 2005; Miro la tarde (Miro la Tarde) Casa editorial de la Rana, Instituto de estado de cultura de Guanajuato, 2006; El sollozo (El Sollozo) Casa editorial Tintanueva, México, 2006; Dedos de agua (Dedos de Agua) Casa editorial Tintanueva, México, 2006; El oscuro lado del espejo (El lado oscuro del espejo) La Bohemia editorial, Argentina, 2007; El aprendizaje del aire (Del aprendizaje al aire) Casa editorial de FiveStar, Brasil, 2009 como traductor junto a Tanussi Cardoso y Leo Lobos; Árbol de esperanza Editorial del miCielo (Arbol de la esperanza), México, 2011, 1ª edición / Catarsis Literaria El Drenaje, México, 2011, 2ª edición / Antaura editorial, España, 2013, 3ª edición / ebook; Sala de espera (Sala de Esperas) Casa editorial del Eterno Femenino, México, 2012; De la leyenda (De Leyenda) Rojo Siena editorial, México, 2013; Arcilla de rumor en Texturas poética (en Texturas poéticas del arcilla de Rumor) Artepoética, Nueva York, 2014; 69 haikus Alfalfa, Madrid, 2014 [poesía bilingüe español – árabe] Bajo la sombra del encino JUS editorial, México, 2015.

Jurado en el concurso de poesía nacional Tintanueva 2007, en el concurso nacional de poesía Juegos florales de San Juan del Rio (Juegos Florales de San Juan del Rio) Querétaro 2007 y en el concurso nacional de poesía Juegos florales de ciudad del Carmen Del (Juegos Florales de Ciudad del Carmen) Campeche 2015. Profesor en la Escuela Nacional de
MIS LIBROS PUBLICADOS
Antropología e historia (ENAH) y el claustro de Sor Juana Universidad. Algunas partes de su obra han sido traducidas al rumano, Portugués, Italiano, catalán, Inglés y árabe. Formó parte de la Primera lectura de poesía árabe a español en la Feria Internacional del libro de Abu Dhabi 2015 y su libro bilingüe “69 Haikus” fue el primer libro de poesía mexicana presentado en los Emiratos Árabes Unidos en 2015. representando a México. Ella fue galardonada en mayo 2015 por la Universidad Autónoma Del Carmen en Campeche (México) durante la Feria Nacional del libro de la ciudad.
“Mi poesía nace de la realidad que me rodea y de mis sueños sobre esa realidad. Me preocupa que la gente y la naturaleza vivan en armonía. La noche y el silencio son mis mejores amigos para escribir. Me encanta la música, el cine, el mar, los higos, los árboles, las montañas y los caracoles porque son pequeños seres que nos muestran la tenacidad y paciencia. Me gusta el color rojo que fluye por las venas de la vida intensa.”
FLYER RECITAL HISPANO-ÁRABE
ABU DHABI 2015

POESÍAS SELECTAS POR LA AUTORA:

SIN VERANO
¿Quién soy yo? Me acordaré, si puedo.

Definitivamente
 no domino el tramposo discurso de Sócrates,
 la razón no tiene cabida en el estómago y
 la lógica conmigo se topa con pared;
 tampoco tengo labia ni mañas de Madame Bovary,
 ni cabello rubio, ni ojos azules,
 ni mis medidas son 90-60-90.
Todo lo contrario,
 platico con los árboles y caracoles del jardín,
 me tuteo con la esquizofrenia y el trastorno bipolar,
 el corazón taclea las jugadas del cerebro
 que no gusta de ondear banderas rosadas
 porque las alas a veces grisean.
 Mi cabello es oscuro, mis caderas anchas
 y no me gustan los relojes ni las reinas.
 ¿Será que sólo podrá amarme la poesía?

“El lado oscuro del espejo”
Angélica Santa Olaya
Editorial La Bohemia,
Argentina, 2007
HOMENAJE EN CD. DEL CARMEN,
CAMPECHE, B


Conozco un paraíso
donde no hay manzanas

lo habita un árbol
que se alimenta de sangre
y esperma de unicornio.

Regurgita frutos negros

redondos como el lomo
de un aleph

-relumbrantes
caderas de guadaña

o astillas
de empinada laringe-

que retornan
siempre
al punto de partida

Líquidos guijarros
convocando la reunión
en paradójica sinergia

-horizontales
racimos
en franco desafío
a la gravedad-
                                              
a veces indómitos
transigen
al calor de la mano
que cercena sus pedúnculos
para dejarlos ahí,
como  al descuido
por si alguno los ve

¿quién puede saberlo?

Serán degustados
tal vez
por un iluso caminante
que salive por sus jugos.

Y aunque muchos
gusten de beber
claro y amanzanado

Nadie sabe
que la hiel
que macera
sus desnudos huesos
se diluye indefensa
al tacto imprevisto
de una retina
sin vela ni astrolabio.

LATIDO POEMA

Ahí
en esa
afrutada indefensión
de pupilas siempre abiertas
yace con el sexo al sol
la más dulce y terrible
de las claridades.

A esos
frutos inciertos
yo los nombro
Palabras
como nombrar
el pan, la sal o el agua

y saturo las llagas
con su miga
y su fiero mineral.

Los nombro
en concilio de labios
y ritual
matraqueo de lengua

y pongo la rótula
en el suelo
         y me persigno
ante su relativa verdad

esa verdad
que los locos
guardan bajo el sobaco
mientras aprietan
el nudo
que resiste a la razón

Los deletreo
y cedo todas
mis agrietadas costillas
al navegante
que comparta
el alienado
crujir de una mordida
destinada
desde antes
desde siempre
desde el más allá

al esférico
y filigranado
exilio del perdedor
que utópico
transgrede
su destino
cobijado entre versos

“Árbol de la Esperanza”
Angélica Santa Olaya
miCielo Ediciones,
México, 2011, 1ª. Edición
HOMENAJE 2015 EN CD. DEL CARMEN CAMPECHE


RESEÑAS:
69 HAIKUS, TRES VISIONES CRÍTICAS
(Angélica Santa Olaya, Ed. Alfalfa, Madrid, 2014)

La aplicación del budismo zen como asentamiento ideológico religioso forma parte de la concepción del haiku. Aunque no siempre es así, ni siempre ha sido así, ni será así, pervive el pensamiento basado en la idea de la dependencia originaria relacionada con la mezcla de todos los tiempos. Pasado, presente y futuro, en esta concepción budista zen, son una sola cosa. El tiempo es sólo uno y tiende a la unicidad propuesta en el haiku clásico que rompe los dualismos del mundo real.
Escribir haiku es un asunto muy complejo. El haiku no es, solamente, el formato métrico 5-7-5, sino toda la concepción a partir de la cual se origina. A este respecto, podemos decir, también, que el desarrollo formal de la poesía japonesa rechaza la rima y, en cuanto a sentido, considera que nada es grande ni nada es pequeño en términos absolutos. De modo que la bacteria puede ser tan grande como la ballena; o Plutón, planeta enano, puede ser tan grande como el sol.  El haiku, como resultado de la contemplación de la experiencia de vida, plantea siempre un suceso temporal o espacial. Y hay, siempre, formalmente hablando, una referencia a la naturaleza. Con respecto al metro existe otra característica:  Ji Amari significa: cuando sobran letras o sílabas. Por lo cual, hay una cierta tolerancia cuando, en vez de 7 se tienen 8, 5 ó 6 moras. Y también existe el Ji Taratsu que significa menos sílabas: 4-7-5, por ejemplo. Y, aunque hay un cierto rigor en cuanto al conteo silábico; es decir, una cierta tendencia a adecuarse a la estructura 5-7-5, dicha métrica puede no ser tan fija ni tan exacta.
Por otro lado, la contemplación de la naturaleza presente en el haiku de los primeros siglos, hoy, en las grandes ciudades, es un tema complicado por las características específicas del paisaje y de la vida citadina y porque no debe contemplarse lo que uno piensa, sino la realidad, para luego incorporarla –espiritualmente- en función de y gracias a la palabra. Por eso, cuando escribo un haiku, escribo la palabra haiku entre comillas y con mano temerosa. Pero, lo importante, acá, es ¿qué hacemos con la tradición poética? ¿Nos agregamos a ella, la modificamos o la cuestionamos? Porque los cuestionamientos pueden ser, incluso, revolucionarios. Y pueden, como sucedió con la vanguardia del siglo XX, convertirse también, posteriormente, en una tradición. Los hechos en la poesía, demuestran que hay, también, un solo tiempo para la poesía que es atemporal, pero histórica. Y, justamente, esa atemporalidad no niega el tiempo sino al revés, lo amplía; para fijar el producto poético en un momento histórico determinado. De modo que dicha negación produce una afirmación.
El libro 69 HAIKUS, de Angélica Santa Olaya, está dividido en cinco partes. Una de ellas, más cercana a la tradición haikuísta clásica, llamada NATURA es la más extensa y presenta la utilización de algunos elementos retóricos como la prosopopeya:
Soñaba el árbol
desatar el cabello
claro del sol
HOMENAJE 2015 EN CD. DEL CARMEN CAMPECHE

En el apartado llamado PALABRA la autora vierte una reflexión sobre la propia escritura y la experiencia de lectura utilizando, incluso, rima y neologismos que refieren el arte poética de la autora:
Runapoesía
palabra de cristal
agua de ría
En el apartado titulado COSAS encontramos una variedad temática que obliga a una mayor amplitud en el desarrollo del pensamiento poético y que propone también una nueva forma de conocimiento.  La poesía es conocimiento:
Tic tac, tic tac
dos navajas rebanan
botón lunar
Lo mismo sucede en el apartado HOMBRES donde la propuesta es la utilización de temáticas de carácter social; el poder particularmente referido:
Sobre las lágrimas
rojas de los sin poder
bailan monedas
En el apartado llamado AMOR la autora aborda la temática que aparece en prácticamente todas las modalidades de la poesía y, aunque debemos reconocer, que en algún momento hay muchas alas, debemos decir, también, que ese vuelo se realiza desde la tierra, no apoyándose en el aire:
Danza de orugas
en terso mar de almíbar.
Callado beso
En este mismo apartado encontramos la temática erótica que en el haiku japonés clásico es tratado de una manera muy sutil y no muy frecuente ya que, si bien, la mujer aparece en él, lo hace como un sujeto del cual no puede ser referida su sexualidad.  Angélica Santa Olaya, acá, hace lo contrario:
Soy una ola
que galopa en el mar
de tus espumas
 Lo que ha hecho la autora de los 69 HAIKUS es, indudablemente, algo muy valioso y arriesgado. Por lo cual, queremos felicitar a la compañera Angélica Santa Olaya por este libro que, además, se presenta en dos idiomas.
Saúl Ibargoyen
México, 24 julio 2015
EL EXILIIO POEMA

El haiku es síntesis poética que debe ser elástica y que representa un verdadero reto para el poeta; una inminente provocación para el creador y Angélica Santa Olaya ha sabido domarlo. Sin genio no hay síntesis. La presentación de 69 HAIKUS logró conmoverme. La Capilla del abuelo resplandeció con un potente y nuevo brillo. ¡Felicidades Angélica Santa Olaya!
Alicia Reyes
México, 9 julio 2015

El libro 69 HAIKUS, de Angélica Santa Olaya proviene de una suerte de vivencias en Medio Oriente, justamente con la traducción al árabe de los poemas, y con propósitos sensitivos y experienciales entre juguetones y apasionados. En conclusión, es un libro de aire mexicano, surgido en la lejanía del mundo árabe y con la intención de enclavarse en el ejercicio espiritual del haikú: el atrapar el instante.  Subrayaré la cuestión vinculada con “sacar del pozo” la creación inspirada y transpirada, porque no se trata, 69 haikús, simplemente de un libro traducido al árabe. Tampoco es un libro de temas árabes asimilados por una poeta mexicana. La obra tiene todo el sabor de haber sido escrito por una mexicana extrañando, añorando su tierra desde el encierro árabe. Ella es su propio pozo y se sumerge en sí misma para sacar, contemplando en la nostalgia, los momentos estampados vueltos haikús. Bien podrían haber sido epigramas, como dictaría la tradición occidental, pero surgen en la ventana japonesa con claros asomos a la forma de comprender lo poético desde horizontes indígenas, en particular el que rescata la visión nahua del in xochitl in cuicatl (“flor y canto”), como se deja sentir en uno de los poemas iniciales del libro:
Es la poesía
la palpitante flor
del corazón
El libro se concentra, en uno de los apartados, en las temáticas generales de la “Palabra”; esto es, una suerte de mini-estampas de artes poéticas o de sentires acerca de lo que propicia el acto de creación en el escritor. El apartado “Cosas” nos guía por instrumentos musicales, objetos de preciado valor, ambientes más complejos y escenarios, los cuales dejan el sabor de sitios de memoriosa presencia en la poeta. En “Hombres” se apela a la visión antropológica de la que Angélica Santa Olaya participa por su formación académica. El apartado “Natura” es un laberinto donde animales y vegetales, así como elementos del paisaje, se estampan como instantes capturados. Y, finalmente, el apartado “Amor” deja sentir la fuerza pasional y tierna, como elemento primordial del latir de un ser humano; en especial del poeta. “Natura”, como capítulo, es sin duda el que más tiene en claro el ejercicio  contemplativo del entorno y la revelación en pieza breve e instantánea. Pero la Angélica que todos conocemos, la apasionada, la tierna, la sensitiva y neorromántica incluso, está en la sección final, “Amor”, en la que varios de los poemas bien podrían ser inicios de canciones amorosas:
Este suspiro
quiere volar a ti
prepara el labio
 Quietud, calma, encuentro, contemplación son justamente los propósitos del antiguo acto de creación del haikú volcados de la mano con la pasión y la circunstancia envueltas en la reflexión un poco más aguda de Angélica Santa Olaya.  La poeta ha sabido concentrarse en sus rincones sensitivos y ha hecho salir el sentir y el pensar con la mejor forma que encontró para ello: la disciplina concentrada del haikú: la condensación, el apretado espacio para la revelación más completa que se pueda tener. Y aquí está uno de los aspectos más nobles para quienes practican esta disciplina poética: si tienes mucho que decir, diríamos como regla, apriétalo en un haikú.

Fernando Corona
México, 9 julio 2015
La voz de la esperanza echa raíces*
Fernando de la Cruz

LETRAS ESCOGIDAS POR LA AUTORA:

EPIFANIA
Era tan hermoso que decidió vigilarlo para que no se fuera.  Se sentó en una piedra y no le quitó los ojos de encima ni un solo segundo.  Ese día no comió, ni bebió ni se preocupó de resguardarse para calmar el calor.  De pronto, el sol, aburrido de sentirse observado, corrió a esconderse en el único lugar donde no podría ser visto por el hombre; dentro de él.  El hombre, inundado de luz, encegueció. Entonces vino la noche y ambos, hombre y sol, pudieron descansar.  Al día siguiente el hombre sabía que, aún ciego, no estaba solo.

“Sala de Esperas”
Angélica Santa Olaya
Eterno Femenino Ediciones,
México, 2012
RECONOCIMIENTO DUBAI 2016


LA ARAÑA

Van los poetas
a medio decir
tirando de las greñas
al asfalto
una noche cualquiera
con dos cervezas
y una torta en la barriga
porque no hay trabajo
pero sí ganas de seguir siendo.
Va el obrero de regreso
arrastrando la sombra
por los callejones
tan desiertos de pan
como de sueños.
Van los sueños
cayéndose
de los ojos de las putas
y el puesto de tacos
que cierra a las dos de la mañana.
Y de pronto
sale al paso un muerto,
de esos que últimamente
se aparecen en las esquinas
sin previo aviso
descaradamente
mostrando impúdicamente
las entrañas o los sesos
que no alcanza a cubrir
la sábana de las promesas
que echó encima
la señora de las tortas
ni la blanca página
de los discursos
del no se apuren
del ya merito
nomás otro poquito
y acabamos con la inmundicia;
esa tarántula
que no se muere
porque habita la voz
del que promete
y hasta se enoja
porque los vivos
le temen a la araña.
¿Que no ven?
Es la araña de cabeza humana
que antes se veía en el circo.
Aquí les traigo el espectáculo
de gratis,
directo desde las cloacas
del palacio donde vive el rey.
Desde hace días que la cara
de esa araña
descarnada y roja
se pasea entre los pliegues
de esta ciudad y de los campos.
Desde hace días
que los muertos
pasan a nuestro lado
o se descuelgan de los puentes
mostrándonos la lengua
sucia de lamer abrojos.
Desde hace días
que ruedan sus cabezas
como canicas
buscando el agujero.
Desde hace días
que no hay bolsillo
donde colocar el miedo.
Desde hace días
que me pregunto
si no estamos
-los que aún podemos
mirar a la araña-
en verdad más muertos
que los muertos.

“De Leyenda”
Angélica Santa Olaya
Rojo Siena Editorial,
México, 2013
nota periodico

Como Paz, el titán mexicano de los líricos, es a partir del lenguaje que Angélica Santa Olaya aborda el poema. Sin embargo, como el Parra de los antipoemas, no necesariamente busca la cadencia para hallar efectos poetizantes. Construye discursos con metáforas conceptuales, como la referencia a “el lomo de un aleph”, y con alegorías sobre la existencia y sus matices de gris.
Pero también experimenta. En esta su plaquette Árbol de la esperanza (El Drenaje, 2011) se siente un gusto por el juego formal y por el lenguaje conversacional. La voz lírica por unos momentos busca una retórica intuitiva pero en otros es diáfana y concreta. Esto refleja el universo mismo, sombrío por aquí, luminoso por acá, en donde no todo ha sido escrito. Un poema dice: “Un día, tal vez, pueda entenderse / el vuelo de la mariposa / y su intempestivo crujir de alas”. En efecto, hay esperanza.
Todo esto responde a una intención temática: el hilo conductor en el poemario es la metapoesía: el canto sobre la escritura misma, en la experiencia de quien construye cada poema con el sudor de su lápiz, pluma o teclado, verso a verso, palabra por palabra, para ir descubriendo el poema en el momento de su creación: una forma muy común y muy válida de escribir poesía. Pero no todos los poemas en Árbol de la esperanza parten del lenguaje que conduce a una emoción o viceversa. Hay poemas que surgen de una idea o de la vida misma, y brindan variedad formal al poemario, en torno a la experiencia del acto de escribir.
Imperan los motivos sombríos aunque también aparecen brochazos de otras isotopías como el azul y el rojo… Pero más allá de esta simbología, se vislumbra, insisto, una mirada optimista, por ejemplo en la voz de ese Credo que en la noche contempla la elocuencia del silencio, la esperanza del sol y la libertad que permite elegir un “no”.
Angélica Santa Olaya, se refiere a la poesía como el “disfraz de los instantes” y también la propone como una “Medicina alterativa”. Sin ese vano afán definitorio en el que caen los novatos neorrománticos, la poeta nos convoca a habitar en su piel para sentir ese gozoso y doliente proceso de la creación poética. Y, hacia el final nos dice: “El poeta tendría que ser un árbol”, ese árbol de esperanza cuyo llanto nos advierte que:

No todo es azul ni todo es negro.
El cristal más claro
oscurece con el vaho
de los que no saben respirar
al compás del universo.
* Texto leído por su autor durante la presentación del cuaderno de poesía Árbol de la esperanza
nota periodico
(El Drenaje Literario, 2011), de Angélica Santa Olaya, el 14 de julio de 2012, como parte de Café Poesía, lectura de poesía con micrófono abierto, en Café Chocolate, Mérida, Yucatán.
Fernando de la Cruz. Poeta yucateco nacido en Monterrey, Nuevo León, en 1971. Es profesor en la Escuela de Creación Literaria del Centro Estatal de Bellas Artes. Máster en Español por Ohio University y Lic. en Humanidades y Filosofía. En poesía ha obtenido dos premios nacionales, dos regional y uno estatal. Es autor de los libros Redentora la voz (Ayuntamiento de Mérida, 2010), Aliteletras. De la a a la que quieras (Dante, 2011, poesía para niños) y de los cuadernos La cuenta regresiva (El Drenaje, 2012) y Seven Songs of Silent, Singing Fireflies (JKPublishing, 2008). En sus libros (publicados e inéditos) transita del poema lírico al narrativo, de la tradición a la ruptura, del amor a la sátira (mejor reír que llorar) y viceversa. En el 2008 fundó las lecturas semanales de poesía con micrófono abierto “Café Poesía” en Café Chocolate, como parte de JKPublishing y del Programa Nacional de Salas de Lectura. Sus principales pasiones son la poesía (que a menudo encuentra en teatro, música, cine…) la pedagogía vivencial y el constante descubrimiento de los sabores, formas y texturas de la vida humana.

POEMAS FAVORITOS de la AUTORA

NIÑO DE SOL, NIÑO DE FUEGO

Dos frutas aroman el cuenco de tus manos y
y encienden los núbiles luceros de tus ojos.

Sonríes
y el sol repta sobre la piel del fusil
que te vigila atento.

Niño de sol,
las guayabas tienen la piel suave,
saben a pan con jalea,
huelen a patio recién mojado
y se arrullan a la sombra de la hamaca
en que meciste
alguna vez los sueños.


¿Podrán tus manos soportar un día
las rígidas estrías de la granada?

¿Podrán tus mejillas trocar ese rubor infante
por el rojo dolor de tus hermanos?

Niño de fuego,
el día de la virulenta palabra
te acecha...
escondido entre las ceibas.


                                                           Retén militar, Acala, Chiapas, 2004.

“Rumor de Arcilla”
en Texturas Poéticas
Angélica Santa Olaya
Artepoética press,
Nueva York, 2014



Soy una ola
que galopa en el mar
de tus espumas.



“69 Haikus”
Angélica Santa Olaya
poesía bilingüe [español-árabe]
Alfalfa, Madrid, 2014
RECONOCIMIENTO EN DUBAI, 2016

CULPABLE

Me declaro culpable
de intentar -a veces-
caminar con una venda de alas
en los descarriados ojos.

Culpable de sonreír
-a ratos-
y buscar almendras
y arándanos frescos
para adornar el quicio
de mi ventana
mientras los arteros
mercaderes del grito
se lavan los bolsillos
con la sangre de ancianos,
mujeres y niños inocentes
al otro lado del mundo...

Me declaro culpable
de escribir con la mano entera
cuando hay un sitio
-que no veo, pero existe-
donde alguna cabeza rueda
bajo las garras de algún buitre.

Me declaro culpable de vivir
comiendo, bailando, latiendo...
en este caldero de cenizas
al que damos vuelta
una y otra vez
con la endeble cuchara del verbo.

Nada más interminablemente
culpable -y triste-
que la palabra protegiendo
a un vulnerable ser
con ganas de preservar la sonrisa...

Angélica Santa Olaya D. R. Copyright
Publicado en la página web de Poetic Heart Dubai
Inédito en papel


SIN CONSERVADORES


No tengo senos de plástico
ni uso zapatillas de Cenicienta
pero mis pezones florecen
al concéntrico tacto del deseo,

no soy talla cero
pero mi pubis reverdece
ante un cayado
de redondas intenciones

puedo modificar la órbita
de los planetas
a cambio de un orgasmo
con alas de libélula

no necesito un anillo de diamantes
ni una firma que ponga candado
al vuelo de las azules esporas
que germinan en mi vientre

mi sudor no sabe a silicona
ni tiene conservadores
porque la carne con cadenas
termina siempre por oxidarse


Instantáneas con zapatos rojos”
Angélica Santa Olaya D. R. ©
Inédito


EXCEPCIONAL POESÍA
“El lado oscuro del espejo” de Angélica Santa Olaya, es definitivamente para mí una lectura de excepcional poesía, supone una absoluta identificación de la realidad poética con la experiencia del individuo movida por una energía espiritual, por el amor como sentimiento mayor, por la conciencia de quien intuye donde está, hacia donde va, se dirige o va cayendo; como recorre el camino, donde duele, donde pregunta, donde se detiene. Definitivamente Alicia se mira en el espejo y ve el lado oscuro y se ve a sí misma y, junto con Angélica, lo refleja fielmente en cada uno de los poemas expuestos. Me queda la sensación de que la acción poética interviene e interfiere la realidad en toda su dimensión, la onírica despierta o dormida y la vida que ambas construyen capaz de develar a través del mágico y desconocido simbolismo del espejo, innumerables respuestas a innumerables preguntas que no sólo Alicia se hace, también yo, también nosotros, constituyendo un precioso divagar por esta aventura mental y emocional de alto contenido literario.
Recurro a este poema que por esas casualidades de la vida me encontró mucho antes de leer el libro, que terminó por completarme.
 Alejandra María González Ortega
Santiago de Chile, Abril 2016

Sin verano
¿Quién soy yo? Me acordaré, si puedo.

Definitivamente
no domino el tramposo discurso de Sócrates,
la razón no tiene cabida en el estómago y
la lógica conmigo se topa con pared;
tampoco tengo labia ni mañas de Madame Bovary,
ni cabello rubio, ni ojos azules,
ni mis medidas son 90-60-90.
Todo lo contrario,
platico con los árboles y caracoles del jardín,
me tuteo con la esquizofrenia y el trastorno bipolar,
el corazón taclea las jugadas del cerebro
que no gusta de ondear banderas rosadas
porque las alas a veces grisean.
Mi cabello es oscuro, mis caderas anchas
y no me gustan los relojes ni las reinas.
¿Será que sólo podrá amarme la poesía?

                                   
*************

EL LADO OSCURO DEL ESPEJO

Breve apreciación regresiva
  A través de los ejes de la vida moderna el poder por lo material acrecienta y la inventiva se concretiza en realizar artefactos para la comodidad de los humanos. Así mismo la complejidad en la visión de nuestra generación se distorsiona y da por hecho que lo que vale es lo que se compra. Colocamos en la balanza lo físico sobre lo cualitativo, el interés sobre el amor, los cuerpos sobre los sentimientos y la razón por la imaginación.

Angélica Santa Olaya con “El lado oscuro del espejo” da una enseñanza y recordatorio de lo valioso de la imaginación; el amor, las cualidades y los sentimientos. Con este libro de autenticidad completa intenta volver a encontrar una forma de pensar sintiendo, abolida por los sombrereros locos de las mafias literarias.

En un estado de mágica esquizofrenia Angélica entra a su niñez en la cual voces futuras le predicen su destino. La catarsis que presenta en el poemario manifiesta una empresa de verdad austera, trágica, amatoria, quizá imposible. Con un lenguaje sin muros propone la pesadilla de un mundo enfermo que no admite su enfermedad; pero también su ilusión personal donde el destino tiene la última palabra.

En la primera parte del libro Santa Olaya le devuelve al mundo aquello de lo que no quiere saber nada; auténtico gesto de quien es honesta consigo misma. Con un lenguaje de alma y signos negros logra hacernos cómplices de ese universo el cual todos sabemos que existe; pero que pocos nos atrevemos a contar, esos microcosmos que todos llevamos dentro y que guardamos como algo sagrado que sólo conocerán los gusanos. Con este poemario nos refleja y nos zarandea frente al espejo, frente a ese lado oscuro que no queremos reconocer, esas que, aunque parecen insignificancias de niñez nos marcan para toda nuestra existencia.
YO CREO, POEMA POSTER
EN EL METRO CD DE MEXICO

Frente a “El lado oscuro del espejo” podemos visualizar la búsqueda del lenguaje y su narrativa de signos, de imagen, de símbolo, de representación, de sentido. Con la intención de dirigir su vista a la cuestión de lo real de las cosas pero con un sentido metafórico. El indudable valor de la imaginación asentada en la Tierra. La búsqueda del lenguaje y sus representaciones enriquece la escritura de Angélica, es un reflejo de las cosas; de las situaciones y acciones con un hilo conductor inusual devenido por el inconsciente. El libro es un trabajo experimental muy bien pensado que me remite a un libro leído por mí hace unos días: “El libro del placer o el deleite por Malke Arnaki” de Roberto Luviano, porque en los dos encuentros esa ansiedad por experimentar con lo vivido y la fantasía con la intención de encontrar formas diferentes para conseguir contar su historia y crear su propio lenguaje.

En la segunda parte su búsqueda la lleva a puntos en el tiempo donde el amor; la pasión, la tragedia y el erotismo son lenguajes de acercamiento a la vida, como un momento original que no se ha perdido. En el encuentro con su lenguaje la autora ejerce un engarce de palabras como un modo de percibir lo real y de expresarlo por medio de la fantasía de Lewis Carroll, al igual que en la primera parte, pero aquí el tiempo de su cuerpo no es más que un tiempo herido por los símbolos. Aquí es donde su escritura se convierte en una especia de glosolalia fantástica.
El pensamiento de la escritora se fija en algún lugar, no importa dónde; su pensamiento abandona todos los escalones del poema y su inconsciente materializa palabras; forma versos, direcciones interiores de su ser, reacciones y los encamina para que habiten “El lado oscuro del espejo”.

El libro es una especie de diario donde las regresiones a su niñez y su adultez se ven reflejadas a través del lado oscuro del espejo, ese que se convierte en un laberinto cuando intentamos reflejarnos en él.  En fin, podría escribir más con relación al escrito de Angélica Santa Olaya, pero son muchas emociones las que habitan el lado oscuro de mi espejo y prefiero dejar la pluma antes de que me suelte a escribir más inconscientes palabras.

Obed González
Morelia, Michoacán. 18-Agosto-2008

BAJO LA SOMBRA DEL ENCINO
EVE GIL
La cotidianidad se entrevera de historias subterráneas que solo el observador malicioso es capaz de atisbar entre líneas. La intuición es la chispa maligna que prende la imaginación pues tales sucesos podrían estarse escenificando más en la mente de los implicados que en la sórdida intimidad de quien habita la fantasía. Es entonces que echa andar el teatro de máscaras y el escritor malicioso, amén de intuitivo, advierte la inconfundible aura autómata y las miradas esquivas y torvas entre aquellos que en sociedad exhiben burocráticas corbatas o peinados de salón de belleza.
            Esta lección la aprendimos de los grandes maestros de la literatura rusa, aunque estudiosos y críticos tiendan a minimizar lo que muy probablemente no han leído nunca, pero por alguna razón, leyendo Bajo la sombra del encino, de Angélica Santa Olaya (JUS, México, 2015), me vinieron a la mente la preciosa rusticidad de Chejov, aunque también una de las obras maestras de la literatura mexicana: El libro vacío, de Josefina Vicens. Roberto, uno de los protagonistas varones de la novela que nos ocupa, podría ser un precoz José García, sin nada interesante qué contar, y sin embargo podría cubrir cuadernos enteros con sus desencantos. Es un joven que acaba de llevarse el inevitable trastazo: después de todo, la vida no era un cuento de hadas. El “vivieron felices para siempre” no es el verdadero final, sino la continuación de una historia que solo cambia de personajes. Ninguno cumple las expectativas del otro, peor aún, las destruye…y puede bastar una simpleza. La idealización del ser amado no admite fallo. Roberto cede al reclamo de su conciencia de buen chico clasemediero. Se va de la lengua. Los sueños de Nayeli, su mujer, resultan tan frágiles como la delicada taza china en que toman café y se rompen en mil pedazos. No puede perdonar la debilidad de Roberto. No es como la esposa de José García, que le planchaba las camisas al esposo para que estuviera presentable para su amante. Nayeli nunca perdonará, aunque la vida aparente seguir adelante, juntos, con su hijo. El desliz del marido resulta no solo en una variante del despertar de la Bella Durmiente: es el permiso tácito para fantasear con el vecino; la renovada idealización de un mortal que resulta más que mortal que su propio esposo pues ha cometido una auténtica traición contra su respectiva mujer.
            A través de la mirada de Angélica Santa Olaya, lo que podría parecer cínico, incluso ordinario, adquiere una honda melancolía. Nayeli y Elisa, su vecina alcohólica y esposa de Gerardo, sujeto de sus ensoñaciones erótico-románticas, son amigas, en un medio en que la amistad –según consta en la novela- es, en el mejor de los casos, utilitaria. El único momento en que Nayeli y Elisa se vuelven verdaderamente amigas, es cuando Gerardo abandona el hogar. Elisa no lo sabe, pero Nayeli comparte su sentimiento. A ella también la llenan de angustia los ganchos de ropa danzando como esqueletos en el closet…la posibilidad de haber perdido a Gerardo para siempre. Aquel es el primer abrazo sincero en que se funden las amigas, en que las lágrimas de una se confunden con las de la otra. Antes de eso, Nayeli se asumía un poco redentora de la infortunada vecina, externando, sin proponérselo, una superioridad moral ante Elisa que, por su parte, envidia la, que cree, vida encantadora de Nayeli. Estas vecinas que coinciden en todas las fiestas y se saludan cada mañana con el rostro lavado, no se conocen en lo absoluto pero se llaman “amiga” una a la otra. Lo mismo podría decirse de sus respectivos maridos, Roberto y Gerardo, aunque bien sabido es que mientras la mayoría de las mujeres optan por conservar la careta entre ellas, los hombres la arrojan por el aire a la mínima provocación. Nayeli alienta a su entorno a mirar en ella a su propia creación; el personaje que ha creado para agradar a quienes la rodean. Elisa no tiene empacho en embrutecerse en las tertulias para sumergir el descontento tan profundo como sea posible. Con todo, nunca le cruza por la mente el lugar común de corresponder a la traición con otra.
            Y no obstante, todos los personajes hablan de “amor” y uno se pregunta, como siempre que presencia la comedia humana, ¿realmente saben lo que eso significa? ¿Saben ellos de que se trata?... ¿Por qué se casa la gente? La autora permite a sus personajes tratar de explicarlo…de justificarse. El frívolo Gerardo, por ejemplo, sabe que debe casarse con Elisa cuando la ve quitarse el suéter para regalarlo a un homeless. ¿Era Elisa ella misma al momento de realizar este acto caritativo frente a él? ¿Ella y la Elisa que humilla a la empleada de la tintorería pueden, siquiera, parecerse?
            Y Gerardo, el que arruina su propia vida –no digamos “su familia”- por “culpa de unas bien tornadas piernas montadas en estiles, otro lugar común de la sensualidad sin imaginación… ¿se “enamora” de la bondad de Nayeli…o de sus piernas realzadas por las nuevas zapatillas? Angélica Santa Olaya pudo ser muy cruel con sus personajes…desbaratarlos al estilo Strindberg… pero cuida dulcemente de ellos, tipo Alice Munro. El que lo ordinario consiga tocar las puntas de la poesía no se hubiera logrado de otra manera. Esto denota que Santa Olaya ha ganado la sabiduría que generalmente se adquiere tras la constante práctica del ejercicio novelístico. Lo ha alcanzado a la primera con Bajo la sombra del encino, y no, como la gente tiende a creer, a través del cuento, género en el que tiene largo camino recorrido. La novela es otra cosa. No es un género superior como piensan otros, pero sí el más demandante.
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SALA DE ESPERAS
(Angélica Santa Olaya, Eterno Femenino Ediciones, México, 2012)
“Cada ojo es una negra oquedad donde flota,
tangible y densa, una tristeza inacabable, infinita…”

El talón del último paso
¿Cuántas salas de espera has visitado? ¿Podría la vida ser una sala de espera en la que planeamos el largo sueño de la existencia? Angélica Santa Olaya nos conduce, a través de veintidos relatos -catorce excelentes y  ocho  muy buenos-, por diversas habitaciones donde la espera, paciente e impasible, obcecada o condescendiente, parece burlar al destino que irrumpe en los planes de los personajes como un “espacio impalpable en el que el tiempo repta, avanza, observa, mide con la mirada y toma decisiones como una serpiente”.
Cada historia se mira, se siente y se vive. Difícil sustraerse a las esperanzas de los habitantes de estos relatos que nos son reveladas con un lenguaje claro, sin pretensiones banales, pero en todo momento poético y vasto.
Una obra donde la autora revela madurez literaria. Un libro donde cristaliza lo intuido en publicaciones anteriores (El lado oscuro del espejo y Árbol de la esperanza) y que la convierte en una transmisora de historias, una espía omnisciente de las búsquedas y monólogos humanos relatados con avasallante ingenio. Su vena poética, nunca ausente, describe y reparte los pormenores de las historias de otros diseccionando, hurgando y analizando las entrañas de entrelíneas, espacios y silencios: “Somos estatuas mirándonos unos a otros como si no perteneciéramos a la misma especie, recorriéndonos fríamente con la mirada para no incitar la conversación… no vaya ser que hablemos el mismo idioma y tengamos que abrir las puertas del alma”.
Leyendo este libro te será fácil reconocer la sala de espera en la que has estado o en la que, ahora mismo, estás. O recordar, por tu propio bien, aquella hacia la cuál será mejor no regresar.
Consuelo Sáenz
Socióloga y periodista
Nota: El libro fue presentado el 14 de agosto de 2012 por Saúl Ibargoyen y Maya Lima en la Casa del Poeta Ramón López Velarde en el Distrito Federal.

COMENTARIOS de LECTORES
Angie, celebro tu novela, me quedo con un dejo de nostalgia; los sinsabores del diario devenir, anhelos, sueños y frustraciones, son perfecto marco para retratar la cotidianidad de seres en busca de sentido. El encino y su inmovilidad son la metáfora del hastío, a la vez que, de la vitalidad subyacente, de quienes, atrapados en sus afanes y deberes, posponen el momento de emprender, o cambiar, el camino. Admiro tu obra poética. Esta faceta novelística abre nuevos caminos en tu expresión artística. Pero aún nos debes un nuevo capítulo de Virginia la Lujuriosa."
Román Ipiña Chacón
México, D.F.
Abril 2016

"Me encantó leer "BAJO LA SOMBRA DEL ENCINO" de Angélica Santa Olaya, Ed. Jus. Me atrapó desde el primer momento. Me identifiqué mucho con Nayeli. Parecía que la historia hablaba de mí, pude verme pensando y sintiendo como ella. Sintiendo un vacío cuando los personajes actuaban pensando más en los demás, o en los convencionalismos sociales, que en sus propios deseos, aunque esto los alejara de la felicidad. Estos personajes pueden encontrarse en la vida real. Yo he conocido a algunos como ellos. Las relaciones de pareja y su toma de decisiones son un tema que a todos nos interesa y el personaje de Nayeli es un deleite. Me gustó tanto que no quería que la historia terminara. La recomiendo ampliamente."
Verónica Huitrón
México, D.F.
Febrero 2016

“Tranquilo y despiadado el verbo por su dimensión poética... un erotismo callado que se revela en la poesía de las cosas, en los objetos que cargan sombras de tiempo acumuladas, el árbol de tiempo que somos, el fruto es el recuerdo deshojándose.
Una novela que indaga un nuevo registro en la narrativa, no desde el vértigo de lo pasajero, sino desde la contemplación y el acercamiento ritual al lenguaje de los instantes; ante una sociedad que indaga la violencia desde la narco novela en la actualidad, brindándole una voz endiosada y odiosa al hombre como pilar de esos hechos, y desvirtuando la condición de la mujer sobre estos fenómenos, aparece la visión de Angélica Santa Olaya, que nos ubica en otras formas de violencia y reflexión de la cultura, lejos de las armas y el dolor mediático, entregándonos a la condición del ser, a la reflexión de la memoria... Una feminidad del mundo que es necesario rescatar para no perder el alfabeto de huellas que hemos concebido... esos recovecos de azar que nos entrega la vida en forma de amor, tristeza, deseo, melancolía, traición; en ellos se define la esencia de lo que somos."
Jorge Valbuena
Escritor colombiano, mayo 2016


ENTREVISTA en DIARIO ALITTIHAD
EMIRATOS ÁRABES UNIDOS 2013

ENTREVISTA en DUBAI INVITADA por una SHEIKA